[DE: Víctor Bretón]
Sí, en efecto, La
gran transformación es un libro de culto, de esos que no pasan de
moda, que van más allá de la coyuntura en que fueron escritos y, en el caso que
nos ocupa en particular, que han tenido menos reconocimiento explícito del que
merecen. Digo esto, entre otras cosas, porque es anterior a los textos clásicos
de Raúl Prebisch y los primeros cepalinos, considerados como poco menos que
fundacionales en las interpretaciones sistémicas de nuestro querido
sistema-mundo capitalista.
Me pasé muchos años
predicando (con poco éxito, la verdad) las bondades de Polanyi, sobre todo
resaltando su audacia y su valentía intelectual al enfrentarse (básicamente en
sus textos de Comercio y mercado en los imperios antiguos) a la
ortodoxia intransigente de sus colegas neoclásicos y marginalistas. Eso era
cuando daba clases de Antropología Económica, una materia que, por desgracia,
fue perdiendo estudiantado con el paso de los años hasta desaparecer como un
azucarillo en un vaso de agua caliente…
Lo de Stiglitz es harina
de otro costal. Un individuo que formó parte del staff del
Banco Mundial (número dos de la institución y cheff-economist),
espíritu del conocido como Post-Washington-Consensus (esto es, el intento de
dar un barniz social a las políticas neoliberales amparadas por el Banco) y
que, años después, se pasea por el orbe sentando cátedra contra la
globalización neoliberal y con un caché (mínimo) de 5.000 dólares por charla,
no me merece confianza ni para tomar café, esa es la verdad…
Gracias Alberto por los
textos.
Saludos desde los Andes.
Víctor.
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